Alejandra, o para nosotros Ale, ha cogido uno de los papeles protagonistas de la obra de haddock y es que después de 6 meses sobre el escenario se postula como una de las mejores Sales Representatives consiguiendo cerrar +100 deals durante el primer acto. No solo se ha reinventado para ofrecer su mejor versión dentro de haddock sino que ha adaptado el guión para conseguir persuadir a cualquier restaurador que levante el teléfono. 
‍

Ale nos cuenta…
‍

‍Si algo he aprendido durante todo este tiempo, es que por mucho que intentes planificar y organizar tu vida, siempre va a pasar algo que lo cambie todo. 
‍

Creo que lo mejor que nos puede pasar en la vida, es encontrar algo, que no sabías ni que existía y que al final acabas amando con todas tus fuerzas. O quizás siempre estuvo ahí, y no lo sabía. Así me siento yo en haddock. 
‍

Cuando Ingrid me propuso escribir un blog le dije que sí sin pensarlo, y acto seguido me inundaron todos mis miedos. Miedo a hacerlo bien, mal, demasiado normal, a ser mediocre… Buscando ideas para inspirarme, cuando realmente en el momento en el que me he parado a pensar y me he sincerado conmigo misma, ha salido todo sin forzar. 
‍

Yo siempre he tenido miedos, miedo a no gustar, a no encajar, a no sentirme parte de algo. Y antes de entrar en haddock, sentía que no encajaba en ningún sitio. 
‍

Mi sueño siempre ha sido, desde que soy pequeña, ser actriz. Pero si, ya lo sabemos, es muy difícil. Creedme que ya me lo he repetido y me lo han repetido millones de veces. Aun así, sigo ahi cada dia, intentandolo. Ese es mi sueño, y algún día lo conseguiré. En el camino de conseguirlo me topé con un despacho de abogados y por muy extraño que parezca gracias a eso me di cuenta de que con paciencia llegarás a donde te propongas y la prisa no es tu mejor aliado. 
‍

Por eso puse en pausa durante un tiempo mi vida profesional hasta que haddock me dió la oportunidad  de reinventarme y sentirme valorada. 
‍

Alejandra Tessari: “Lo más bonito de todo al final, es darse cuenta de que eres buena haciendo algo que ni siquiera sabías”. 

La primera vez que entré por la puerta de haddock recuerdo perfectamente cómo iba vestida, era pleno junio y llevaba un vestido y unas sandalias. Solo tenía un miedo que me atrapaba al otro lado de la puerta: ¿iba a dar la talla?. ‘Cling’, piqué el timbre y antes de que me pudiera dar cuenta ya me habían abierto la puerta. 
‍

De lo que no era consciente era que me estaban abriendo la puerta a lo que iba a ser mi nueva experiencia hasta día de hoy y es que recuerdo como si fuera ayer esa primera entrevista. Quiero dedicar un espacio para agradecer a Arnau la importancia y el cariño con el que acogió mis aspiraciones y mis sueños animándome a trabajar duro para conseguirlos. 
‍

Mis primeros días no fueron nada fáciles. No tenía experiencia previa en ventas y por lo tanto, era un reto para mí. Al principio no me sentía segura de mi misma y nuevamente me inundaron pensamientos negativos. Es increíble lo fácil que le resulta a tu cerebro sabotearte antes de hacer algo que te asusta. Uno no sabe que es bueno en algo hasta que se lanza a probarlo. 

He de admitir que aunque tuviese miedo de no dar la talla y conseguir entender correctamente al restaurador y sus necesidades, nunca me dí por vencida. Supongo que por eso me llaman “la hormiguita”, porque yo voy poco a poco, paso a paso. Y por muchas veces que algo no me ha salido como he querido, no he dejado de intentarlo hasta conseguirlo. Yo soy de las que no se da por vencida, como podéis comprobar. 
‍

Para cerrar, quiero dedicar un espacio al equipo. No puedo destacar cada detalle y persona que forman el mejor equipo del mundo, pero os puedo asegurar que haddock no solo es un equipo, para mi sois mi segunda familia. 
‍

Nunca podré agradeceros lo suficiente, la oportunidad que me habéis dado. Todo lo que estoy aprendiendo, equivocando, mejorando, fallando, riendo es gracias al momento en el que visteis algo en mi que ni siquiera yo veía. 

‍